miércoles, 27 de diciembre de 2017
viernes, 24 de noviembre de 2017
lunes, 16 de octubre de 2017
Alta Alella
Son vagabundeos
inexcusables.
Cuando comienzan a caminar los ojos,
al abrirse,
llegan hasta la viña,
no les molesta el cristal,
el reflejo,
la luz,
el pelo revuelto.
El mar se conforma con el segundo plano,
como esos buenos amantes
siempre dispuestos,
que no señalan la hora.
Abro la puerta,
salgo,
mar y viña,
uno a cada lado,
son ángeles que respiran sobre el hombro,
bajan conmigo,
me empujan hacia el pueblo.
No me doy vuelta,
los dejo ahí,
contemplar,
porque lo que sigue,
esos diez minutos de montaña,
no existen en el mapa,
solo en el diálogo
con el destino.
Cuando comienzan a caminar los ojos,
al abrirse,
llegan hasta la viña,
no les molesta el cristal,
el reflejo,
la luz,
el pelo revuelto.
El mar se conforma con el segundo plano,
como esos buenos amantes
siempre dispuestos,
que no señalan la hora.
Abro la puerta,
salgo,
mar y viña,
uno a cada lado,
son ángeles que respiran sobre el hombro,
bajan conmigo,
me empujan hacia el pueblo.
No me doy vuelta,
los dejo ahí,
contemplar,
porque lo que sigue,
esos diez minutos de montaña,
no existen en el mapa,
solo en el diálogo
con el destino.
Claudia
Brancati
miércoles, 4 de octubre de 2017
Festival Internacional de Poesía Madrid 2017
Es un honor para mi formar parte de esta antología junto a otros poetas y grandes maestros de la literatura.
"En esta Antología nos encontramos ante poemas con principio y fin, que asocian práctica, apariencias y anhelos. Una exhalación que brota de lo íntimo y se extiende hasta límites abiertos del lirismo. Es la selección de poemas motivados por la gracia de la sensibilidad humana y el capricho temporal, donde todo empieza y cabe y todo puede ser dicho e iniciado, como si estuviéramos en un juego interminable de cambiar nombres, espacios y afanes."
https://editorialverbum.es/producto/ahora-calienta-corazon
lunes, 25 de septiembre de 2017
JUICIO POR SIRENA
Me entrego y me declaro
inocente de todos los barcos,
los síndromes,
las playas de Ulises.
Nací extranjera,
vendí mi cuna en un mercadillo de pulgas
a un extranjero
la mañana en que sellé las hojas de un árbol,
la orilla ajena de todas las cosas.
Pasé los controles
y arranqué las páginas
como si fuera el cuaderno
de un escritor meticuloso,
me borré entera
todas las historias.
Forastera de una casa que,
por si acaso,
nunca fue,
ni será mía,
que se busca a sí misma en el mapa del agua,
como yo,
porque soy extranjera de todas las lenguas,
incluso de la materna.
Aun así, rompo las reglas del canto
y no me silencio,
yo no maté a Ulises.
inocente de todos los barcos,
los síndromes,
las playas de Ulises.
Nací extranjera,
vendí mi cuna en un mercadillo de pulgas
a un extranjero
la mañana en que sellé las hojas de un árbol,
la orilla ajena de todas las cosas.
Pasé los controles
y arranqué las páginas
como si fuera el cuaderno
de un escritor meticuloso,
me borré entera
todas las historias.
Forastera de una casa que,
por si acaso,
nunca fue,
ni será mía,
que se busca a sí misma en el mapa del agua,
como yo,
porque soy extranjera de todas las lenguas,
incluso de la materna.
Aun así, rompo las reglas del canto
y no me silencio,
yo no maté a Ulises.
viernes, 22 de septiembre de 2017
jueves, 21 de septiembre de 2017
Refugios
Son tiempos en los que el mundo parece quitarnos todos los refugios. Vivimos bajo amenaza: la naturaleza, las religiones, la política, la desigualdad. ¿Dónde estará la llave?. Por suerte la música parece estar siempre de pie y es un buen sitio para no perder la esperanza de que un día, el mundo, viva como canta.
miércoles, 20 de septiembre de 2017
La hora de llegar a casa
Minutos más, minutos menos
la hora de llegar es siempre la misma.
Entra el auto,
el sol metido entre las hojas de hiedra
pegadas a la pared del costado
le hace fruncir el ceño cuando por la casa,
el profundo olor a
café
desparrama abulias traicioneras .
Preparé la mesa,
hoy no tendí la cama
y me puse un collar porque
me gusta enredarlo entre los dedos,
mientras hablamos sobre el pasto crecido del fondo.
El amor son esos cuatro pasos antes de la puerta,
amurallados
por la firme idea de destino.
Hay días que lo extraño todo,
que me enjaulo sola,
me siento en una rama esperando que el sol ,
entre las hojas de hiedra,
juegue a esos milagros con la sombra,
que dibuje un ceño , un rostro, aún una coraza
y unos pasos que marquen la hora de llegar a tiempo,
del amor en casa,
de la puerta,
del ventanal,
del cuarto del fondo con las cosas que amé.
Y creo que puedo quedarme
parecida a la que era cuando el aroma del café
se escapaba junto al tiempo.
martes, 19 de septiembre de 2017
Quien quiere oir
Oiga,
le comunico
que hay un lugar
lejos de los trapos
en el que usted y yo
podemos mirarnos
las manos.
En ellas
está el mapa
de todos los caminos
atajos,
parajes
que eligió el olvido.
No podemos confundirnos
a estas alturas.
Un mal avistamiento
es imperdonable.
le comunico
que hay un lugar
lejos de los trapos
en el que usted y yo
podemos mirarnos
las manos.
En ellas
está el mapa
de todos los caminos
atajos,
parajes
que eligió el olvido.
No podemos confundirnos
a estas alturas.
Un mal avistamiento
es imperdonable.
lunes, 18 de septiembre de 2017
Mujeres que escriben...
"Matamos lo que amamos. Lo demás no ha estado vivo nunca."
Rosario Castellanos
(Ciudad de México, 1925 - Tel Aviv, 1974) Narradora y poeta mexicana, considerada en este segundo género la más importante del siglo XX en su país. Durante su infancia vivió en Comitán (Chiapas), de donde procedía su familia.
viernes, 15 de septiembre de 2017
Estrella en fondo azul
Mañana gris,
poblada de humo.
Comienza la leña a perfumar
el tiempo.
En breve le corresponde a las castañas
calentar las manos.
Pregunto por qué
las voces que se cruzan,
y todas las independencias
me responden con causas,
no con motivos.
Hay eslabones que susurran estrellas a oído.
Las calles angostas respiran como pueden
la duda.
Parece que todos duermen
mas no es así.
Es como el caso de las piedras
siempre atentas a las historia.
Es imposible negar los alumbramientos,
se toman su tiempo,
pero no les queda otra cosa
que ver la luz
sin ojos prestados.
No titilan, flamean un poco más bajo que el cielo
pero con el mismo deseo de libertad infinita.
Yo, de afuera, miro el humo,
como buscando que la mano de la historia
resuelva el acertijo.
Y me siento, como siempre,
en el segundo escalón de la Plaza de la libertad
donde el mar se ve azul
para todos,
hasta las estrellas.
poblada de humo.
Comienza la leña a perfumar
el tiempo.
En breve le corresponde a las castañas
calentar las manos.
Pregunto por qué
las voces que se cruzan,
y todas las independencias
me responden con causas,
no con motivos.
Hay eslabones que susurran estrellas a oído.
Las calles angostas respiran como pueden
la duda.
Parece que todos duermen
mas no es así.
Es como el caso de las piedras
siempre atentas a las historia.
Es imposible negar los alumbramientos,
se toman su tiempo,
pero no les queda otra cosa
que ver la luz
sin ojos prestados.
No titilan, flamean un poco más bajo que el cielo
pero con el mismo deseo de libertad infinita.
Yo, de afuera, miro el humo,
como buscando que la mano de la historia
resuelva el acertijo.
Y me siento, como siempre,
en el segundo escalón de la Plaza de la libertad
donde el mar se ve azul
para todos,
hasta las estrellas.
domingo, 10 de septiembre de 2017
Aura
Tengo una frontera,
unos besos mecánicos al principio.
Cuento con lo que me queda
después de la borrasca.
Tel vez tengas que recordar las propiedades
de una boca,
reanimarla.
O yo ser actriz, simular un síncope pasajero
y despertar en unos versos sin sentido,
en una excusa tonta.
Tal vez tengamos que disimular,
que distraer el aura.
Esa es la frontera que te digo.
La soledad me puso así,
como si hubiera remarcado
la burbuja
con un lápiz grueso
en esos momentos de espera
en los que te sientas
a hacer dibujos en las servilletas.
Parece una advertencia
de manual de uso,
pero te juro, no es más que un miedo,
un abuso de encierro.
Eso de estar siempre
detrás del muro de los besos
y del por si acaso.
unos besos mecánicos al principio.
Cuento con lo que me queda
después de la borrasca.
Tel vez tengas que recordar las propiedades
de una boca,
reanimarla.
O yo ser actriz, simular un síncope pasajero
y despertar en unos versos sin sentido,
en una excusa tonta.
Tal vez tengamos que disimular,
que distraer el aura.
Esa es la frontera que te digo.
La soledad me puso así,
como si hubiera remarcado
la burbuja
con un lápiz grueso
en esos momentos de espera
en los que te sientas
a hacer dibujos en las servilletas.
Parece una advertencia
de manual de uso,
pero te juro, no es más que un miedo,
un abuso de encierro.
Eso de estar siempre
detrás del muro de los besos
y del por si acaso.
viernes, 8 de septiembre de 2017
Teoría de las gotas
Tiembla
la tierra
y los paraguas dinamitan la tarde
allá arriba.
No hay florista de rambla
o de puerto que no entable
un incierto diálogo
con sí mismo .
Está también el que dibuja
a una ninfa sentada.
Ella se sube las medias, se acurruca,
él apura el paso,
camina a toda velocidad por el cabello
lacio ,
lo engrasa a grafito
como si el agua fuera a resbalar
sin dejar sombras.
Caen las estatuas, se desnudan,
y nadie paga por la verdad,
solo un niño con la mirada,
mientras se deja arrastrar
por la bien ganada histeria
maternal de un cielo a rayas
Sensación que trae el humo
de las baldosas
y unas moscas en el recuerdo.
Pero él ya sabe que solo
es un atentado de gotas
que ya se fue.
No corran,
por favor,
llueve,
pero pasa.
la tierra
y los paraguas dinamitan la tarde
allá arriba.
No hay florista de rambla
o de puerto que no entable
un incierto diálogo
con sí mismo .
Está también el que dibuja
a una ninfa sentada.
Ella se sube las medias, se acurruca,
él apura el paso,
camina a toda velocidad por el cabello
lacio ,
lo engrasa a grafito
como si el agua fuera a resbalar
sin dejar sombras.
Caen las estatuas, se desnudan,
y nadie paga por la verdad,
solo un niño con la mirada,
mientras se deja arrastrar
por la bien ganada histeria
maternal de un cielo a rayas
Sensación que trae el humo
de las baldosas
y unas moscas en el recuerdo.
Pero él ya sabe que solo
es un atentado de gotas
que ya se fue.
No corran,
por favor,
llueve,
pero pasa.
Poesía bajo amenaza
Hablo
bajo la inminencia
de
un susurro que viene del costado.
Mi
pueblo,
puede
estar en cualquier parte.
No
es un mapa, un estandarte
legado
por la historia.
Tiene
un ultimátum,
como
ese beso alargado
que
no termina de explotar,
indiferente,
aliado
de un amor así nomás.
Aprobé
la materia del miedo
ahora
que más la necesito
cuando
el odio se transforma
en
un peatón,
en
sobremesa de café,
cuando
el indígena llora callado un rostro
o vuela entre la etnias
una
mariposa eterna.
No
pienso renunciar a las calles,
ni a
las palabras frente al puerto
cuando
baja el sol,
más
allá de las flores.
Caminaré
hasta el puente
por
el costado,
si
es necesario,
como
una prudencia para miedo tonto,
con
el susurro en la espalda.
Y
con la misma vueltita de alondra,
la
que acostumbro siempre,
me llevaré al pueblo,
a
cualquier parte,
a
mi lugar seguro,
que
es un banco frente al mar,
donde
vi muchas gaviotas
entre
los barcos.
jueves, 31 de agosto de 2017
EL DESAPARECIDO
No me duelen las ideas
los discursos, las posturas
No me importan las banderas
de los territorios devorados,
(de la conciencia hablo).
Me punzan las maneras
en que la locura se adhiere al disimulo,
cuando la ausencia comienza a remontar fantasmas.
Me duele lo sutil del desamparo.
Entonces ocurre que miro al cielo
y las cometas son
eso.
Mejor miro para abajo,
(pienso),
por los rincones, doy vueltas por el parque,
y no lo encuentro.
Los ojos se transforman un tren que no se detiene,
sin descanso ni estación.
Ya no viajan, solo buscan,
como si la solución fuera estar atento
hasta el infinito.
miércoles, 30 de agosto de 2017
HECHO POÉTICO
La poesía es una forma de plantarse en la vida. Más o menos como un árbol, que da hojas ante el sol o su necesidad interna de crecer. Es una manera de responderle a los sucesos cotidianos. Cualquier acto puede ser un suceso poético, una conversación en la esquina, un teléfono, una ventana. No hacen falta tragedias, ni que la felicidad nos dibuje la sombra. Con vivir alcanza. Los árboles también hacen silencio y eso es parte del poema. La ausencia del verso es poesía. Cualquier paisaje es propicio porque nada está despojado de ritmo, de musicalidad y de cadencia. Puedo ver el poema desde un globo aerostático o en el globo de un chicle, sentada en la plaza mirando para allá.
lunes, 23 de enero de 2017
Fluir
Un horizonte, un par de calles
No sé si es tu mirada, la mía
o varias lunas parecidas entre sí.
En secreto, te digo,
para que quede entre nosotros,
que fluir no es cosa fuera del milagro,
de un lunes otra vez,
y conocerte
es de esas tardes en las que no ves la noche,
cuando la sorpresa pasa a ser cercana
y corre como el agua de un arroyo
sin conflicto con las piedras,
sin la tensión de la hoja que cayó del árbol
y no sabe adónde el viento,
mejor dicho, no piensa en él,
ya no hay adónde,
más que el fluir.
Enhebra un hilo, otro y otro,
se hace barco.
Y así puedo nadar en vos.
Ni aún un gato enrarecido
que salta por los muros,
ya no importa
si es palmera, higuera o eucalipto,
nada cambia esta magia, este al bies
de las razones
mientras fluyen las palabras
y no huyo.
No sé si es tu mirada, la mía
o varias lunas parecidas entre sí.
En secreto, te digo,
para que quede entre nosotros,
que fluir no es cosa fuera del milagro,
de un lunes otra vez,
y conocerte
es de esas tardes en las que no ves la noche,
cuando la sorpresa pasa a ser cercana
y corre como el agua de un arroyo
sin conflicto con las piedras,
sin la tensión de la hoja que cayó del árbol
y no sabe adónde el viento,
mejor dicho, no piensa en él,
ya no hay adónde,
más que el fluir.
Enhebra un hilo, otro y otro,
se hace barco.
Y así puedo nadar en vos.
Ni aún un gato enrarecido
que salta por los muros,
ya no importa
si es palmera, higuera o eucalipto,
nada cambia esta magia, este al bies
de las razones
mientras fluyen las palabras
y no huyo.
sábado, 14 de enero de 2017
lunes, 9 de enero de 2017
Silencio
Silencio,
he barrido la casa.
Un entrevero de hojas y flores en el jardín
mantiene el desorden vital.
Solo el corazón,
desatado de un pasado lluvioso,
anda prolijo por los rincones.
Me siento, me inclino, me encorvo
como si quisiera mirármelo;
o no, mejor como si quisiera
atraparme en ese hueco
donde estoy yo.
Las cosas han cambiado de ritmo,
ese golpeteo lento en el que son posibles
las miradas
y uno puede retener los ojos del otro
después de un rato.
Grandes, brillosos preguntando
por el hilo de tristeza
que me une a un no sé qué a lo lejos,
donde suelen alojarse las miradas,
me dice,
y yo le digo: no es tristeza, es paz.
Esa paz del golpe bajo
que te deja pensando en amarillo.
No soy de esos ángeles con alitas
soy este silencio corto
solo cuando la tarde se hunde
en el rayo que llega a la ventana,
entonces la abro
me miro en los cristales
barriendo el otoño
y entiendo que toda manifestación voraz
por apartarme de mi
no es más que un llegar a casa
de la manera que sea
y aún a la fuerza,
me siento, me inclino, me encorvo
y vuelvo a atraparme
en el hueco mío,
allá por los rincones.
he barrido la casa.
Un entrevero de hojas y flores en el jardín
mantiene el desorden vital.
Solo el corazón,
desatado de un pasado lluvioso,
anda prolijo por los rincones.
Me siento, me inclino, me encorvo
como si quisiera mirármelo;
o no, mejor como si quisiera
atraparme en ese hueco
donde estoy yo.
Las cosas han cambiado de ritmo,
ese golpeteo lento en el que son posibles
las miradas
y uno puede retener los ojos del otro
después de un rato.
Grandes, brillosos preguntando
por el hilo de tristeza
que me une a un no sé qué a lo lejos,
donde suelen alojarse las miradas,
me dice,
y yo le digo: no es tristeza, es paz.
Esa paz del golpe bajo
que te deja pensando en amarillo.
No soy de esos ángeles con alitas
soy este silencio corto
solo cuando la tarde se hunde
en el rayo que llega a la ventana,
entonces la abro
me miro en los cristales
barriendo el otoño
y entiendo que toda manifestación voraz
por apartarme de mi
no es más que un llegar a casa
de la manera que sea
y aún a la fuerza,
me siento, me inclino, me encorvo
y vuelvo a atraparme
en el hueco mío,
allá por los rincones.
Dios en el placard
Pensé en las estrellas,
en el abrazo y en las maderas del perfume.
Puse la mesa con la sensación
de estar preparada;
que no es como el viaje imaginario
al desierto en el que amanecía
sentada en una piedra,
este amor es otra cosa .
Tampoco es la pared y la hiedra,
es el ovillo con el que juega el gato
sin una chispa de daño.
Lo aleja, lo aproxima, lo acompaña,
lo tiene.
Tenerse es un plan milagroso,
es Dios en el placard.
Han pasado los años y yo
aprendí la mejor versión
de un mediodía soleado de domingo,
el desayuno en la cama
y un pasado de niños por el comedor.
El pasto cortado, las flores,
volver del mercado
porque la casa, la mesa
las maderas de perfume y porque sí .
Hay estrellas pensadas
y de las otras.
en el abrazo y en las maderas del perfume.
Puse la mesa con la sensación
de estar preparada;
que no es como el viaje imaginario
al desierto en el que amanecía
sentada en una piedra,
este amor es otra cosa .
Tampoco es la pared y la hiedra,
es el ovillo con el que juega el gato
sin una chispa de daño.
Lo aleja, lo aproxima, lo acompaña,
lo tiene.
Tenerse es un plan milagroso,
es Dios en el placard.
Han pasado los años y yo
aprendí la mejor versión
de un mediodía soleado de domingo,
el desayuno en la cama
y un pasado de niños por el comedor.
El pasto cortado, las flores,
volver del mercado
porque la casa, la mesa
las maderas de perfume y porque sí .
Hay estrellas pensadas
y de las otras.
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