Lago de Banyoles. Girona |
o hundirme,
ponerme un día la mano en el pecho
y descubrir el espacio
donde duermen mis fuerzas,
entender con desamparo
que sólo una vez me dieron la vida,
esa que fui dejando en los rincones
de las manos de otros,
y pensar en parirme
tal vez recordando aquel grito
con el que por primera vez
yo también di la vida.
Gritar y dármela
Llegar de un sólo paso
al respeto a mi misma,
unirme al aire, a los miedos, a las caricias
con un abrazo alumbrado.
Yo puedo entender que
si dejé de respirar sin darme cuenta,
si pacté con algunas de las formas
de la muerte
entre el desamor, las ataduras y los ritos,
tendré que perdonarme,
andar
andar
y parirme de un grito.
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