martes, 16 de diciembre de 2008

Bienvenidos al tren

A ella le gusta viajar sin boleto en los trenes. Hoy se fue a pasear por Calella.
Más triste que contenta y a pesar de estar nublado ,se puso las gafas apoyó la cabeza en la ventanilla y fue mirando el mar.
- ¿Boleto, Señor…? Gracias.
- ¿Boleto, Señorita…?
Ella pensó que de todos modos la tristeza no tenía porque ponerla más pelotuda, así que se secó los ojos y empezó a hacerse la que buscaba algo en la cartera.
- No lo tengo, Señor, no lo tengo …
- ¿Dónde baja Señorita?
- En Calella
- Vale, busque tranquila que después vuelvo.
Parada en puerta y preparadita para bajarse en Calella, siente que alguien la toma del brazo.
- ¿Señorita, perdone, el boleto?
- Definitivamente y en el fondo, no lo sé, Señor.
- Ay … en qué piensan las mujeres … ¿De dónde eres bonita?
- De Ocata.
- Pero no… me refiero a ese acento tan bonito que tienes.
- Aaaaahhh…de Argentina.
Él le contó que su hermano en la época de Franco emigró a Argentina, ella le sonrió, él le aconsejó que no perdiera los boletos porque las multas son de cuarenta euros. Ella volvió a sonreír y bajó.
Ella vuelve de Calella y piensa que, esta vez, sí tendría que pagar el boleto por si sube el mismo revisor, pero le gusta más viajar sin boleto y al fin y al cabo casi siempre termina haciendo lo que le gusta.
En el vagón sólo hay dos personas, ella y en la fila de asientos de al lado, un nigeriano.
Hasta que sube un revisor, diferente al del viaje de ida, y entonces son tres.
Esta vez, más sádico que calentón, el nuevo revisor elige una presa segura y va directo a humillar al nigeriano.
- ¡Boleto!
- No saber, yo, no entender.
- ¡Busque el boleto o nos vamos con los mossos de escuadra!¡ Usted sabe para qué estoy acá yo … para que esta Señorita que seguramente siempre paga su boleto no tenga que pagar un siete por ciento de aumento por su culpa!
Ella pensó que debería decirle que ese siete por ciento no la afectaría demasiado y pensó en la discriminación y también en que con un negro nigeriano le gustaría ir a otro lugar diferente más que a una comisaria, entonces los dejó ir.
Siguió mirando el mar, se bajó en Ocata, apenas llovía, caminó unos metros por la estación y levantó un boleto que había en el suelo, era un Bonotren con seis viajes disponibles.
Estaba llegando a su casa cuando decidió volver a la estación a gastar uno de los viajes que tenía. Metió el cartón todo mojado dentro de la máquina para que se le abran las puertas y desapareció el boleto.
Se fue rapidito y taconeando a la ventanilla, directo al empleado.
- ¡Escuchame … esta máquina se me tragó el boleto y tenía como seis viajes yo!
Observó atentamente mientras los empleados desarmaban toda la máquina para sacar el cartón mojado. Parada, casi como controlando y con las manos en la cintura.
- ¡Aaaaiaaa… está hecho pelota! ¿Y ahora que hago con mis viajes?
El empleado, sonriendo,fue hasta la oficina y le trajo otro Bonotren pero esta vez con diez viajes.
Ella volvió a subir al tren porque pensó que al fin y al cabo, era lo más cercano que había tenido en estos últimos años.
La vio llegar, irse, llorar, reírse, enamorarse, desesperarse, escribir, temer, emocionarse, sorprenderse…
Ella le debe todo eso… (bueno…más los boletos, por supuesto)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajaja... Mirá que casualidad, el otro día vi a una rubia trepándose por las rejas de la estación de Ocata... la conocés???

mireia merce dijo...

jajaja.....yo casi nunca pago en los trenes....pero no se lo digas a nadie!!!!es injusto.......eso de las zonas....digamos que me aplico la justicia como la creo correcta!!!!
Saludos impostora!!!

Claudia Brancati. dijo...

Anónimo, Mireia: a la rubia esa no la conozco en absoluto...
Ahora la gente no tiene verguenza, cheeee!!!
Treparse por las rejas cuando hay un agujero enorme por el que uno llega arrastrado hasta el andén y sino, si estás en tu peso, entrás un poco la panza, apretás el orto y pasas por el espacio que queda entre las dos puertas de la máquina.
Un poquito de dignidad, locoooo.
buen viaje!

Ezequiel dijo...

To cuando lei que le contestabas "Argentina" pense que se pudria todo.

Ezequiel dijo...

Por otro lado, yo paso sin pagar al subte, cuando es muy larga la fila para comprar la tarjeta. Y no es que paso disimuladamente. Abro la puerta de emergencia en el propio rostro de quienes los custodian y la dejo abierta. Siempre alguien se suma. Si el de seguridad me dice algo !llama a la policia! Pero rara vez me han dicho algo,

Claudia Brancati. dijo...

Cuando vaya a Argentina tal vez nos encontraremos en alguna puerta de emergencia.

Zeb dijo...

Me encantó el relato...

En mi caso, el lunes saco ida y vuelta, y lo uso hasta el viernes...total cuando me bajo lo muestro y digo "es ida y vuelta", y me dejan pasar..y a la noche, ya no hay nadie que los pida.

Con el servicio q dan, encima pretenden q les pague? naaaaa...

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