domingo, 28 de septiembre de 2008

Cuando molesta el sol

Se sentó en un banco con las piernas recogidas y las rodillas cerca del mentón. Estuvo un rato sin hacer demasiados movimientos.
Hoy el paisaje estaba en sus zapatillas negras.
Le gustaban porque eran parecidas a las que usaba cuando tenía veinte años.
Viajó de una punta a la otra del dedo gordo de sus pies varias veces.
Los anteojos de sol grandes le venían al pelo esa mañana por si se le ocurría llorar.
Y se le ocurrió en un momento.
Eran tan grandes esos anteojos que la lágrima no llegaba a deslizarse fuera de ellos.
Aquel llanto no estaba para nada fuera de lugar.
Realmente era una pena no poder seguir mintiéndose así misma.
Sintió que darse cuenta no era buen negocio y que ser grande y andar triste tampoco era una buena unión, ni siquiera por una breve mañana.
Pero darse cuenta es darse cuenta y punto.
Durante todo el día el sol brilló desesperado y descaradamente, sobre todo donde menos era necesario, en su memoria.

4 comentarios:

Zeb dijo...

Andar triste no es una buena unión con ninguna edad...pero paradójicamente, soy de los que consideran que a veces, los momentos de tristeza, también son necesarios...

Por otra parte...contener las lágrimas dentro de los anteojos...de alguna forma, es no dejarlas terminar de salir.


Besos

Hurricane dijo...

El sol molesta mas al mediodía, cuando cae verticalmente y ni siquiera hacemos sombra. Hay momentos que uno está totalmente expuesto. Y la luz ayuda a verlo todo.
No se, pero se me ocurre que esos momentos molestos por lo luminosos también pueden ser útiles para ver bien qué es lo que anda sobrando.
Beijos

Claudia Brancati. dijo...

Zeb: tenés razón en lo que se refiere a la edad. Pero, por qué te parecen necesarios los momentos de tristeza?
un beso

Claudia Brancati. dijo...

Hurricane:qué bueno esto de pensar en lo que nos sobra. Me hiciste reflexionar un buen tiempo sobre eso.
besos

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