Noche de grillos, de siesta de luna.
La casa está blanca.
Voy recorriendo
paredes puras
contando,de a una, las estrellas del piso.
Tal vez no sepas,
pero vuela un incierto
verano,
una fe clandestina
que me hace sentir esa que fui
antes de confundir el mar con tus ojos
azules verdosos
Y no todo era tan claro
y transparente como vos.
Te veo dormir
Te veo dormir
pero si pudiera contarte una historia
te diría que no fueron piadosos conmigo
los días ni los lazos,
que sobreviví de acuerdo al milagro,
que recuerdo aquella
casa grande,
yo sentada, de
madrugada,
bajo la parra
inventando soledades,
rompiendo en pedazos
lo único soleado que podía
salvarnos la memoria.
El haberme perdonado yo misma los pasos
en los rostros
marcados sobre la mesa
el tuyo y el mío,
cambió el rumbo del viento.
Los años pasaron y no importa.
No quiero decir que no importa
quiero decir que tenemos
saldado el insomnio,
los hijos, los mapas y las rutas que no hicimos
para llegar al ser del otro.
Quiero decir que hoy tengo estrellas en el piso,
las suficientes como para atravesar los charcos
y no caer en ningún abismo,
tampoco vos, que estás acá
soñándome como aquel Viernes
3 AM
que acuarteló acordes en el vientre
y me alcanzaste una rosa.
Siempre me alcanzabas
una rosa.
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