jueves, 2 de diciembre de 2010

El hilo

El inútil esfuerzo de andar de la mano,
Un aporte a las asociaciones de lucha
contra el maltrato psicológico.
(Fotografía extraída de la red)
andar y caerse,
andar y caerse.
Era una calle angosta
y amorosamente me sujetaba a él con un hilo
me invitaba, entre risas, a jugar
a que era su acróbata favorita,
me llevaba por el borde
y angustiosamente, casi simulando un accidente,
un descuido tonto de mi parte,
me empujaba,
me paseaba en el vacío
un tiempo, días, meses,
lo necesario ,
y me subía a la cornisa del silencio
con un gesto casi de amor,
y así los años,
así los días, jugábamos los dos.
Pero después la terrible certeza
de tener razón,
de que la verdad enorme y cruda
se me instalara en el pecho,
y los ojos que empiezan a ver
y a pisar tierra firme
desatándome el nudo de a poco,
mientras un blues
me quitaba la ropa mojada
me mostraba unos mapas,
me decía: no intentes poner cara
de aquí no ha pasado nada,
tal vez sea mejor llorar un tiempo más,
pero lejos sus manos
y más cerca tu alma.

1 comentario:

Rafael Pavón Reina dijo...

Enorme... Tan fluido que lleva de la mano hasta el último verso. Un saludo.

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