Es un corazón poco acostumbrado
a bajar la guardia y a cantarse las verdades,
a veces lo descubro debajo de un paraguas
fabulando un microclima, un rincón chill out.
Como si los años no me hubiesen hecho más astuta,
me dibuja los olvidos, las amnesias,
me inventa personajes.
He pasado la vida acariciando trampas,
necesidades, desconocidos.
Es un corazón dormido, el mío,
cegado por las luces,
hablador hasta el cansancio,
Solo se quedó callado cuando destrocé el silencio,
lo puse entre la espada y la pared en una esquina
para preguntarle cosas.
Es un corazón que no se escucha
pero empieza a mirarme a los ojos,
a dejar circular las preguntas por las venas.
Acorralado por la verdad,
tartamudea las respuestas,
dejó de ser tramposo,
de llevar a cuestas el disfraz.
En una palabra, se dio,
sanamente, por vencido.
Claudia Brancati.