lunes, 26 de diciembre de 2011

Dos silencios

Es sólo irme,
nada más.
No se tiñe de liberación
ni sensación de huida.
Irme caminando,
en silencio,
sin darme vuelta
o irme mirando hacia atrás,
casi es igual.
Y por ahí cae una lluvia de verano,
lenta,
e ilustra la vereda.
Por ahí me subo a un barco de papel
y no me importa flotar entre las hojas.
Irme en la sonrisa
o en el llanto,
irme por los poros,
verme desde adentro,
desconocida.
Irme entre dos manos lejanas,
explorando.
Irme de a poco,
con la verdad entre las cejas y dos silencios
en los dientes.
Quilmes. Buenos Aires. Argentina
Irme bien llorada y sin espanto,
por mucho, por nada, por siempre
y por amarlo tanto.

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