martes, 15 de septiembre de 2009

Rotondas

No me hablen de la mosca en la leche,
voy hacia mí, no hacia ustedes.
Tenía una mochila al hombro,
caminé unos segundos por la playa,
tuve la sensación de partir
y ya no volví.
Estoy en off.
No hay nada que decirle
a sus oídos.
Las voces se tomaron vacaciones
cuando sentada en la piedra
más alta del Cap de Creus
habló el viento que hay en mí
y dijo serenamente
lo que mis cuerdas
no entonan.
Y hablamos.
Como es momento de ir a todas partes,
doy varias vueltas a la rotonda,
una, dos, tres, diez.
Voy perdiendo mi ropa,
me quiero a mí,
y a tu respiración más noble.

2 comentarios:

alejandra dijo...

Totalmente cierto, dar vueltas en el lugar hasta elegir la dirección y mientras tanto ir quitándose la ropa para ir liviano...o sea poner en pelotas el alma (me imagino que te referis a eso...)
Sabiaaaaa!!!!
besos

Claudia Brancati. dijo...

Sí, por el momento no me voy sacando la ropa de verdad en las rotondas,no es necesario...por el momento.
besosss

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