cotidianamente grandes.
Tranquilas como torta de manzanas
de un domingo a la tarde.
Tengo muchas cosas por hacer,
reparar las únicas grietas que merecen ser reparadas,
dormir en el vínculo correcto
de aquellas manos mias ,
verdaderamente parte de las mias.
Verme desde allá lejos
a cada paso.
Ella se para, ella camina, ella hace,
ella dice, ella ama, ella se rie.
de cualquier rastro de piel
adormecida en la amargura.
Poner en agua las rosas,
en el fuego las sonrisas
y dejar los otros dos elementos
para el resto de las cosas
que me quedan por hacer.
Y, un domingo cualquiera,
mirarme y que me guste
el horizonte.